Amistad Murcia  21 dic 2025 Menu usuario

El algoritmo

A veces, en las redes, algo empieza a desplazarse sin que se note del todo. No es un cambio brusco, sino un deslizamiento sutil: se ajusta el tono, se aflojan los filtros, se permite lo que fuera quizá se callaría. Y, casi sin querer, se abre paso un yo que en la vida cotidiana no siempre encuentra espacio. Un yo que el algoritmo amplifica cuando conviene y silencia cuando no genera ruido.

Y yo me quedo pensando: si cada versión que se muestra en redes es auténtica en su propio contexto, ¿Qué parte queda fuera del escenario?
Cuando se actúa distinto según el grupo o la plataforma, ¿se está ampliando la identidad o fragmentándola? Y, al final, ¿ser muchos “yoes” es riqueza… o es dispersión??

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SrLobo
 
Al leerte, pienso que quizá la cuestión no sea solo cómo nos mostramos, sino qué partes de nosotros aprenden a aparecer y cuáles a quedarse al margen. No todas las versiones tienen el mismo espacio ni la misma recompensa, y eso puede influir más de lo que parece en lo que acabamos expresando. 

También me pregunto si la sensación de fragmentación tiene que ver menos con ser muchos y más con no tener tiempo para integrar esas partes. ¿Qué pasa cuando saltamos de una identidad a otra sin pausa, sin reflexión, solo siguiendo el ritmo que marca la conversación o la plataforma? 

Y hay algo más que me genera curiosidad: las versiones que no se publican. No porque no sean auténticas, sino porque no encajan en ningún formato, grupo o expectativa. ¿Esas partes quedan fuera del escenario o son, en realidad, las que sostienen cierta continuidad interna? 

Tal vez la pregunta no sea si tener muchos yoes es riqueza o dispersión, sino quién decide cuándo cada uno puede aparecer y qué coste tiene mantenerlos separados. 

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